María Blanchard
- TURISMO MUSEOS NEIVA
- 27 sept 2021
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María Blanchard nació en el seno de una familia de la nueva burguesía montañesa, hija de Enrique Gutiérrez-Cueto, natural de Cabezón de la Sal, y de Concepción Blanchard y Santiesteban, natural de Biarritz. La familia Gutiérrez-Cueto Blanchard, tenía ya dos hijas cuando nació María, Aurelia, y Carmen; años más tarde nacería su otra hija Ana. Familia acomodada y culta; el abuelo paterno, Castor Gutiérrez de la Torre, fue el fundador de La Abeja Montañesa y su padre de El Atlántico, diario liberal que dirigió durante diez años mientras trabajaba en la Junta de Obras del Puerto.
María nació con un problema físico, a consecuencia de la caída que sufrió su madre embarazada al bajarse de un coche de caballos. Esta malformación resultante de una cifoescoliosis con doble desviación de columna, condicionaría parte de su vida. Como explicó su prima Josefina de la Serna, María «tan amante de la belleza, sufría con su deformidad hasta un grado impresionante». Por su parte, Ramón Gómez de la Serna, la describe «Menudita, con su pelo castaño despeinado en flotantes vuelos, con su mirada de niña, mirada susurrante de pájaro con triste alegría».

Animada por su familia, en 1903 viajó a Madrid para formarse en el estudio de Emilio Sala, cuya precisión en el dibujo y exuberancia en el color influirían en sus primeras composiciones. Al año siguiente muere su padre y toda la familia se traslada a Madrid, fijando su residencia en la calle Castelló n.º 7.
En 1906 pasó al estudió de Fernando Álvarez de Sotomayor y concurrió a la exposición de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Dos años más tarde participó de nuevo, consiguiendo tercera medalla de pintura con la obra Los primeros pasos. Ese año se traslada al taller de Manuel Benedito. La diputación de Santander y el ayuntamiento de su ciudad natal le concedieron unas becas que utilizaría para proseguir sus estudios en París.
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