Joseph Mallord William Turner
- TURISMO MUSEOS NEIVA
- 20 ago 2021
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La popular confusión entre genialidad y locura es más patente que nunca en la biografía de Joseph Mallord William Turner (1775-1851). Pintor académico en sus principios, Turner fue lenta pero imparablemente evolucionando hacia un estilo libre, atmosférico , en ocasiones esbozando incluso la abstracción, que fue incomprendido y rechazado por unos críticos que llevaban décadas admirándolo. El aparente caos que llenaba las últimas obras de Turner fue atacado por considerarse la obra de un demente. Se dice que la mismísima Reina Victoria se negó a concederle la orden de caballero -honor otorgado a muchos pintores de menor categoría- porque consideraba que Turner estaba sencillamente loco.
En cierto sentido, era bastante sencillo atribuir a Turner la etiqueta de demente, considerando su antecedente materno: su madre había pasado los últimos 4 años de su vida en un manicomio. El propio pintor alimentaba estas leyendas en sus últimos años, llevando una doble vida en el barrio de Chelsea, con una mujer llamada Sophia Boot, haciéndose pasar por un almirante retirado. Pero en realidad, este “caos demencial” presente en las pinturas de Turner responde a una compleja evolución artística en la que el pintor se adelanta varias décadas a cualquier otro artista de su generación. Por tanto, la incomprensión a la que Turner se vio sometido no es sorprendente.

Turner volvió a viajar a Italia en 1828, realizando numerosos bocetos al aire libre, que tendrían su reflejo en un cuadro sensacional pintado a su regreso a Inglaterra al año siguiente: el “Ulises mofándose de Polifemo – odisea de Homero” (1829, Londres, Tate Gallery) fue descrito por Ruskin como “el cuadro central de la carrera de Turner”, y -en cierto modo- la descripción puede resultar muy válida. En efecto, en el ” Ulises” , el tema mitológico (según Homero, Ulises derrotó al Polifemo -un cíclope- arrancándole su único ojo gigante con un palo ardiente) resulta ser poco más que una excusa para representar la grandiosidad de la fuerza de la naturaleza. El cuadro sorprende por sus brillantes colores, y recibió críticas desiguales en la exposición de la Royal Academy de 1829.
Durante la década de 1830, el estilo de Turner se fue haciendo cada vez más libre, con el uso de una paleta predominantemente clara. La culminación de todo este proceso es el sublime “Norham Castle: amanecer” (c.1840-45, Londres, Tate Gallery), donde casi toda forma reconocible queda diluida por la omnipresente luz del amanecer. Con su perfección técnica y su paleta extraordinariamente clara, la pintura recuerda más a una acuarela que a un óleo.

El incendio ocurrido en la Cámara de los Lores y de los Comunes británicos en octubre de 1834 permitió a Turner realizar una serie de bocetos que derivarían en dos pinturas sobre el tema (actualmente en Cleveland y en Filadelfia) en las que Turner se muestra especialmente interesado por el reflejo de las llamas en el río Támesis, como un contraste entre fuego y agua. Las vistas impactaron a Monet cuando éste último visitó Londres décadas después, y tuvieron se reflejo en la serie que el impresionista dedicó a las Casas del Parlamento londinense.
Durante estos años, William Turner realizó tres viajes a Venecia, siendo el último de ellos -en 1840- probablemente el más prolífico de toda su carrera. En la ciudad italiana Turner pintó algunas de sus obras maestras, tanto al óleo como a la acuarela. En el “Venecia desde el pórtico de Santa María della Salute” (1835, Nueva York, Metropolitan Museum of Art) Turner varía ligeramente el paisaje original (añade a la composición un edificio inexistente) para reflejar con más grandiosidad la belleza veneciana.
Enfermo de gravedad, en octubre de 1851 tuvo que dejar de retocar las obras en las que estaba trabajando. El 19 de diciembre de 1851, Joseph Mallord William Turner falleció en su casa de Chelsea, Londres, y fue enterrado en la Catedral de San Pablo. El grueso de sus obras puede hoy admirarse el la Clore Gallery , un ala de la Tate Gallery añadido especialmente para las obras del mejor pintor inglés de todos los tiempos.
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