Jackson Pollock
- TURISMO MUSEOS NEIVA
- 20 ago 2021
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Paul Jackson Pollock nació en Wyoming, pero se crio en Arizona y California. La influencia de la cultura de los nativos americanos y de los muralistas mexicanos es notable en sus obras anteriores a 1945, como en “Birth” (1941) de la Tate Modern, o “Mural” (1943) del Museo de Arte de la Universidad de Iowa, posiblemente su pintura más destacada de este periodo.
Entre 1947 y 1950, es el periodo del drip, en el que, vertiendo directamente pintura del bote al lienzo, habitualmente dispuesto sobre el suelo, Pollock crea obras de impresionante fuerza como “Lucifer” (1947, Seattle Art Museum) o “Summertime: Number 9A” (1948, Tate Modern), concluyendo en 1950 con dos obras extraordinarias: “Autumn Rhythm (Number 30)”, del Metropolitan Museum, y “Number 1: Lavender Mist”, de la National Gallery, Washington. El propio Pollock describió su proceso creativo con estas palabras:

“Mi pintura no sale del caballete. Prefiero fijar el lienzo sin estirar a una pared o al suelo. Necesito la resistencia de una superficie dura. En el suelo me siento más cómodo. Me siento más cerca, más parte del cuadro, ya que así puedo caminar alrededor de él, trabajar desde los cuatro lados y estar literalmente en el cuadro.”
Jackson Pollock: “Autumn Rhythm (Number 30)”, 1948– Esmalte y aluminio sobre lienzo, 266.7 × 525.8 cm – Metropolitan Museum of Art, New York. ·· Jackson Pollock: “Blue Poles”, 1952 – Esmalte y aluminio sobre lienzo, 210 x 486 cm. – National Gallery of Australia, Canberra. Todas las imágenes: © Artists Rights Society New York

Para esta técnica, es casi seguro que Pollock se inspirase en la artista Janet Sobel, quien ya usaba esta técnica a mediados de la década de 1940. Tras este periodo breve pero intenso, Pollock abandonó el “drip”, y sus últimas obras carecen del interés de las anteriores, salvo excepciones notables como el “Blue Poles” (1952, Galería Nacional de Australia). Hoy, Pollock es uno de los más codiciados artistas en el mercado del arte, y su “Number 5, 1948” fue durante algún tiempo la pintura más cara jamás vendida, tras ser adquirida por un coleccionista por 140 millones de dólares en 2006.
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